#PrincesaLacrimógena: ¡El nepotismo nos protege!
En octubre de 2019 durante el Estallido social en Chile realicé mi primera obra performance junto a Camila Herrera (en ese momento cursando la Carrera de Teatro de la Universidad de Chile) como respuesta a los distintos hechos de esos últimos días. La creación de esta acción de arte fue como todo lo realizado dentro de ese contexto, con un carácter de espontaneidad donde se pensaba mientras se hacía porque todo estaba pasando “aquí y ahora”, Santiago estaba ardiendo (literal y metafóricamente) y simplemente no había tiempo de preocuparse, solo de ocuparse. El día anterior había visto un video por redes sociales en donde las personas utilizaban su familiaridad con ciertas figuras de autoridad pertenecientes a instituciones militares para evitar sus detenciones; uno de los más populares fue el de un carabinero que se acerca corriendo con la luma en alto hacia una joven con claras intenciones de agredirla, a lo que esta le comienza a gritar: —Soy hija de Sargento!, soy hija de Sargento! —, dejando al carabinero pasmado y completamente paralizado sin saber qué hacer. Por otro lado, Camila me comenta sobre el famoso audio filtrado de Cecilia Morel (Primera Dama), en el que se refiere al pueblo chileno cómo alienígenas y de dónde sale la famosa frase “Vamos a tener que compartir nuestros privilegios”. Con estas dos ideas de base, y sumando un poco más de información como los cortes de agua provocados por las fuerzas del Estado en Puente Alto, generamos algunos micro diálogos que nos ayudarían como guías para el discurso de estos dos odiosos personajes que representaríamos al día siguiente como forma de protesta, (pero había que hacerlo “bien”, ya que literalmente nos estábamos vistiendo del enemigo para caminar hacia la zona de guerra… cabe mencionar que de igual forma no faltaron las miradas de odio o de absoluto desconcierto mientras nos dirigíamos al centro del lugar).
Así comenzó a tomar forma #Princesalacrimógena: El nepotismo nos protege, performance realizada en Plaza Baquedano, más adelante renombrada popularmente como Plaza de la Dignidad, el día 23 de octubre de 2019. Vestidas de fiesta con vistosas gafas de sol, boas de plumas y copas de cristal, caminamos desde mi taller ubicado en José Victorino Lastarria hacia la plaza nerviosas por los carteles que llevábamos en nuestras mochilas, en estos se leía: Hija de General, Hija de Coronel, Hija de Sargento, Hija de Paco, Hijo de General, Hija de Carabinero e Hijo de Sargento. Frente a la entrada de Estación Baquedano (luego reconocido como centro de tortura), nos pegamos al cuerpo los diferentes carteles que traíamos con nosotras para luego subir las escaleras del metro en modo pasarela hacia el centro de la plaza donde comenzamos con los diálogos. En un principio las personas que nos veía pasar con los carteles y esta imagen despreocupada se extrañaban o molestaban, pero cuando comenzamos con el “acto” por así decirlo, comprendieron nuestra intención e incluso disfrutaban ciertas partes, como cuando les tiraba gotitas de agua de mi copa de cristal (ya que hacía mucho calor) junto con alguna frase “María Antoniesca” como: —¿Así que los milicos les cortaron el agua?. No se preocupen, ¡aquí tienen champagne!.”—, mientras Camila se paraba a mi lado con una pose poco amigable que parecía decir “aléjate”, poniendo su mano frente al rostro de las personas con la palabra “privilegios” escrita en la palma.
Pangui, performance. 23 de Octubre de 2019. Plaza Italia (luego renombrada popularmente como Plaza de la Dignidad), Santiago de Chile.
Colaboración: Camila Herrera
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